Santa Fe y Millonarios viven para esto. En su calendario está resaltada la noche de su cita terminante, mientras todo lo demás se congela en el tiempo. En su día a día devienen ánimas errantes, tropezonas, más proclives a involucionar que a la franca mejoría. Y esto a ellos parece tenerles sin cuidado

Caos impune
Lo esperado. El partido se jugó en el aire, y en el choque, con chispas, golpes y saltos. Independiente Santa Fe se comportó como un equipo grande, dominante y decidido, consciente de que su juego es vértigo, sabedor que entre más rápido termine sus ataques, más rápido volverá la pelota y podrá volver a atacar.

Marrugo mandando de nuevo
El Millonarios que conocemos hoy nació en una noche de clásico capitalino. Tomando las precauciones del caso ante la presión de Santa Fe, Miguel Ángel Russo dispuso de un equipo con posiciones muy fijas, en las que cada jugador se hallara en cada punto ciego de su rival y así asegurar el progreso en campo contrario.

La deficiencia de Cataño
La temporada pasada, en los últimos meses de competición, el Independiente Medellín de Luis Zubeldía alcanzó la dependencia absoluta con Juan Fernando Quintero. Como bien lo manifestó en su día mi compañero Eduardo Ustáriz, dejó de ser un equipo en esencia para convertirse en un cúmulo de jugadas aisladas.

Muchos delanteros pero poco ataque
La necesidad de marcar por lo menos tres goles y la suspensión de ‘Goma’ Hernández dieron a Zubeldía la legitimación que necesitaba para salir con su alineación más ofensiva. Así, el reemplazo del mediocampista fue Leonardo Castro

Naufragio esperando rescate
Tuve la oportunidad de asistir al estadio el día del segundo partido oficial del Independiente Medellín de Quintero y Zubeldía. La expectación por ver al joven y ya recorrido entrenador argentino y, sobre todo, al genial futbolista paisa era altísima. ¿Cómo no? En su primer partido, Quintero, Zubeldía y el DIM habían encendido la ilusión.

35 minutos
Que el clásico paisa llegase justo tras la eliminación en Copa Libertadores de los dos equipos de Medellín era una buena noticia. La activación emocional de un partido de este tamaño debía ser combustible suficiente para que tanto Rueda como Zubeldía pudiesen mantener el ánimo y la concentración

No perder el rumbo
El sueño del Independiente Medellín no está roto pero tiene una fisura. Luis Zubeldía asumió los riesgos necesarios para ganarle a Emelec en el Atanasio Girardot y su rival lo aprovechó, atacó e hizo el daño suficiente para llevarse tres puntos de la casa roja.

La fe en el 10
Cuando llegó a Luis Zubeldía la propuesta de dirigir al Independiente Medellín, seguramente soñó de inmediato con Juan Fernando Quintero llenando de asistencias a Valentín Viola. Al llegar al banquillo del poderoso, una vez conoció a Christian Marrugo sumó a su sueño un capataz de obra, un organizador retrasado que orquestara la salida de su equipo, que no iba sobrada en calidad.

El DIM al descubierto
Independiente Medellín afrontó su segundo partido en esta Copa Libertadores sin la presencia de Juan Fernando Quintero, lo que lo aleja de su versión definitiva y puso en evidencia todas aquellas costuras que el 10 pudiera maquillar.