La gira asiática dejó por saldo una sacudida en la pizarra de José Pékerman. Con más novedades ante Corea del Sur que ante China, eso sí, pero la sensación es que el seleccionador argentino está al corriente de los males que adolece el combinado patrio y se ha puesto manos a la obra.

La ciencia y el arte
Colombia jugó mal, como viene siendo habitual, y perdió, como se está convirtiendo en costumbre. La preparación de cara a Rusia 2018 es casi un viaje de 180 grados respecto a lo que vivía el país hace cuatro años. Entonces, tras una eliminatoria con ratos sublimes y algunos de agonía, Colombia se enfrentó

Colombia a su ritmo
3 victorias, 2 empates y 3 derrotas; 8 goles a favor y 11 en contra. Así ha sido el rendimiento numérico de la Selección Colombia fuera del Metropolitano camino a Rusia 2018. Dicho esto, los resultados y trámites han ido acompañados de un plan común y un ritmo concreto.

3. Sale Abel Aguilar, ingresa… ¿Abel Aguilar?
Mucho se ha hablado del inconcluso recambio generacional de José Pékerman en la Selección Colombia. Pero es ahora, cuando más urgencias presenta el fútbol cafetero, que más le está pesando en su juego. Cuestiones mentales, como la falta de experiencia en algunos jugadores, o tácticas, como los problemas de circulación, surgen de ese proceso fallido.

Multiplicarse por y para todos
José Pékerman, que ha invertido más en estrategias para el partido a partido que en un sistema identitario que rodee a sus futbolistas de un dominio declaratorio, incontrovertible y rutinario obsesionado por el control de la pelota, ha considerado muy importante modificar su mediocampo para las distintas citas.

Recuperar la armonía
Colombia tomó los espacios y los tiempos que le concedió Camerún, que no fueron pocos, pero en el cómo usarlos hubo una elección, y un plan, y de esa manera generó unos nuevos para atacar de la forma en la que quería hacerlo. Eso es un gran mérito. Sobre esta base hubo un equipo con armonía

Prueba no superada
El fútbol es un deporte en el que puede ocurrir que los mismos once futbolistas cacen dentro de dos planes diametralmente distintos y jueguen igual de bien. Y eso, en general, es una bendición. Otorga flexibilidad a los entrenadores y sube niveles de competitividad a los conjuntos. Para Pékerman, este detalle en particular, no obstante, ha sido una especie de cruz.

Mirando a Rusia de reojo
Ni el más optimista de los aficionados esperaba ese pase de Miguel Borja o aquella pincelada de fútbol de Edwin Cardona. Tampoco había tanta confianza como para creer que Colombia le podría dar un repaso de tal magnitud a Ecuador, la siempre dura selección vecina, en su casa.

Para atacar hay que mirar a atrás
En aquellos días de sol en que Falcao era el dios Ra, los amaneceres llevaban el sello de Juan Camilo Zúñiga. Ágil, puntual y siempre creativo, su contacto con la redonda anunciaba el alba en el juego de la Colombia de Pékerman que soñaba con Brasil.

Té para tres
Hace muchos años, cuando la zaga de cuatro defensores se convirtió en estándar, lo normal era que en Colombia y países de tradición similar, como Argentina o Brasil, se jugase con dos defensores centrales diferenciados como líbero y stopper. Así, a Miguel Escobar, líbero, lo acompañaba Henry Caicedo, stopper. En los años 80’s