Esta es la historia de dos partidos. Uno llegó a jugarse tan sólo unos minutos, terminado por la circunstancia y el devenir del fútbol. Y el otro empezó de ahí en adelante. En los dos partidos, el eje del juego de Millonarios fue un rombo; la diferencia fue su vértice. El centro del campo azul incluyó tres mediocampistas, y en el primer partido el que completaba la figura era el delantero, Roberto Ovelar, que se unía desde el balón y el apoyo

Como Sanguinetti lo imaginó
Santa Fe y Millonarios viven para esto. En su calendario está resaltada la noche de su cita terminante, mientras todo lo demás se congela en el tiempo. En su día a día devienen ánimas errantes, tropezonas, más proclives a involucionar que a la franca mejoría. Y esto a ellos parece tenerles sin cuidado

Caos impune
Lo esperado. El partido se jugó en el aire, y en el choque, con chispas, golpes y saltos. Independiente Santa Fe se comportó como un equipo grande, dominante y decidido, consciente de que su juego es vértigo, sabedor que entre más rápido termine sus ataques, más rápido volverá la pelota y podrá volver a atacar.

Marrugo mandando de nuevo
El Millonarios que conocemos hoy nació en una noche de clásico capitalino. Tomando las precauciones del caso ante la presión de Santa Fe, Miguel Ángel Russo dispuso de un equipo con posiciones muy fijas, en las que cada jugador se hallara en cada punto ciego de su rival y así asegurar el progreso en campo contrario.

Azul en degradé
Anoche Millonarios fue ese que suele ser domingo a domingo, pero en Copa Libertadores. Ni más ni menos. Esto dice mucho de la confianza que tienen sus futbolistas sobre el modelo, además de su capacidad para replicar aquello en lo que creen en un contexto de exigencia mayor.

Almirón en proceso y Búfalo en estampida
Lautaro Acosta, ex dirigido de Jorge Almirón, define al entrenador argentino por su “infinidad de variantes para salir jugando”. Una virtud que no le viene nada mal a Atlético Nacional ahora que, con Helibelton Palacios en lugar de Daniel Bocanegra, ha de hallar precisamente eso: variantes para salir jugando.

El desborde restante
Golpes, golpes y golpes es lo que transmitió, y aparentemente buscó, el Millonarios de Russo en los 180 minutos frente América por las semifinales de la Liga Águila. En un momento que parecía que el cuadro albiazul había perdido del todo la determinación y agresividad que ejerció en su momento con los extremos y Duvier Riascos, a excepción a grado sumo de Ayron Del Valle

Ballet azul
Anoche el Pascual Guerrero alojó la semifinal de la Liga Águila y Miguel Ángel Russo la afrontó como tal. El entrenador argentino supo que, a la hora de pasar al ataque, el América no apela a otro recurso que buscar con lanzamientos a Cristian Martínez Borja. Así las cosas, Russo envió a uno de sus hombres más altos, el central Matías de los Santos, ahí donde Martínez Borja suele iniciar las transiciones ofensivas: el mediocampo.

Silva a falta de Mosquera
En la primera llave de playoffs de los cuartos de final de la Liga Águila II, La Equidad y Millonarios igualaron a un tanto en Techo. Con los de Russo sumergidos en una dinámica inmejorable, pues venían acompañando con justicia futbolística los resultados de la segunda mitad de la fase regular, vieron a los ojos a una Equidad hecha y derecha en su objetivo de ser la gran revelación de la Liga colombiana.

Russo busca un plan
Hace algunos días, al preguntarle por qué su sistema no contempla el uso de un enganche, Miguel Ángel Russo confesó que en su plantel no hay al menos uno. ¿Qué ha cambiado desde aquella frase hasta hoy? La respuesta tiene nombre propio: Harold Santiago Mosquera.